Quetiapina, la nueva amiga del resto de mis dolores encapsulados; Esquizofrenia, bipolaridad, trastornos suicidas. Enfermedades que no poseo, más en las cuales me han encasillado durante los últimos diez años de mi vida... Porque siempre era la loca, la que iba al doctor no por un dolor de estómago, no por un resfriado común, no.
Sólo me sentía triste, extremadamente triste y nerviosa para una niña tan joven.
Pero no lo entenderían, incluso viniendo de la boca de la loca en sus momentos más vagos y poco coherentes. He vivido con miedo, mucho miedo desde que tengo memoria; Pero de médico en médico que voy, no importa que tanto les cuente no siento desahogarme en lo absoluto. Y es que no me sincero conmigo misma, por mucho que repita MI verdad consecuentemente.
Es un ciclo sin fin, ¿Conocen el Uroboros? Aquella serpiente que se devora a sí misma dando explicación a la paradoja del infinito y del esfuerzo eterno... el esfuerzo inútil.
Así se siente.
Me da miedo pensar que llegue un día en que me supere, que yo misma me supere, ¿Dónde debe recaer el miedo si no en nosotros mismos? Tengo el poder de quitarme la vida mañana por la mañana, de irme de la ciudad y desaparecer, de matar y de dar vida... Soy una especie de Dios quebrantado por las leyes del hombre que creó, ¿Qué mayor miedo que el de aquél que proviene de mi y no puedo controlar?
Sola, terriblemente sola.
Así me siento de cuando en cuando, una basura. Pero si leen esto y no sigo mis conversaciones con ustedes, no, no soy una persona tan banal para aquello... Sí soy tremendamente distraída, tímida y temerosa. Pero nada con mala intención.
No quiero hacerle daño a nadie, ni que nadie se haga daño.
Que carga tan grande para una vida propia del mal absoluto que hemos creado.
Cada nueva pastilla es un nuevo miedo, una nueva carga y una nueva enemiga.Necesito darme un respiro y contar, aunque sea por medio de una página de internet aquello que me desespera y que me atemoriza, y que espero alguien llegue a leer, alguien que no sea un psiquiatra ni un psicologo. Alguien que me diga, Andrea, te entiendo... con franqueza.
Y los enumeraré según los recuerdo.
1.- Nicolás, Colegio Inglés, 15 años; Salía de clases de Biología, aquella del cuarto piso con un profesor suplente eterno, que se notaba apenas había salido de práctica. Se acercó a denigrarme, a molestarme con que parecía hombre y de seguro era lesbiana mientras se reía apáticamente, procedió a tocar mis partes intimas, diciendo "Era para comprobar que eras mujer." Repitió lo dicho y hecho durante unas semanas, una vez me pegó una patada que me hizo tropezar en frente de todos y se rió. Acoso ocurrió más de una vez, una vez alguien lo presenció, y fue aquel que me ayudó a sacármelo de encima.
El día de la jornada del Bullyng fue lo más terrible para mi en ese entonces, me sorprendía ver como un agresor hablaba en contra de lo que hacía... En la salida tomé mi guitarra y le di un golpe con ella.
No quería herirlo, me daba vergüenza hablar, esperaba que alguien me dijera "¿Andrea, que pasa?". Y en su lugar sólo vinieron burlas y soledad.
¿Saben cuánto demoré en hablar?
Tres meses.
2.- Rector del Colegio, Colegio Inglés, 15 años; Lo recuerdo con nitidez y con demasiado peso entre mis hombros, había demorado mucho en hablar, en contarle a mis padres, Leía Les Miserables todos los días, pensando que era Fantine y que podía convertirme en un Jean Valjean. Lloraba, y gritaba, pesadillas y miedo... un miedo terrible.
Cuando le fui a hablar a Maldonado después de lo ocurrido, me observó, con detalle para luego reposar su vista en la de mi madre. "¿Es hija única?" Le preguntó, "Lo explica. Andrea eres demasiado sensible, los niños siempre tocan a las chiquillas y ellas se dejan, es un juego" "Demasiado sensible quizá para éste colegio" "Blah, blah..."
Arde en el infierno viejo reconchesumadre.
Me hizo pedirle perdón a mi agresor, porque yo era "demasiado sensible". En su colegio nada pasaba, el bullyng era irreal, mucho menos una trasgresión sexual... Sólo tenía fachada linda.
Firmé una carta pidiéndole perdón o me expulsarían.
Tenía miedo.
No cambió nada Maldonado, púdrase en su ineptitud viejo callampero... Me sirvió para conocer a Claudio, sólo por eso, me mantuve en pie.
Sé el adulto que necesitaste cuando niño.
3.- Tío Segundo, 17 años, Thompson 1970; Perdóneme por desobedecer, realmente no hubiese querido estar metida en ese mundo. Pero era curiosa y quería ayudar, quería ser tomada en cuenta.
Cuando lo ví ahogado en su propio vómito, morado, luchando con la vida mientras convulsionaba con la muerte, cagué ya no sé como expresarlo, cagué, ver eso me cagó la vida.
Tenía pesadillas con funerales, muertos e infartos.
Todos los días me compruebo la presión para ver si tendré uno, aunque nadie en mi familia ha muerto por algo cardiaco. Aún tengo pesadillas, flashes y mucho miedo.
Perdone por no poder hacer nada, no sé que más decir... Nadie quiere encontrar así a la muerte.
... Seguiré, el medicamento está haciendome efecto. No sé si algo pase o cambie.
Mama si lees esto, te quiero, te amo demasiado, siempre estaré para ti. Gracias por ser la luz que ilumina mi camino.